Latas de refresco

¿Dónde se tiran las latas de refresco para reciclarse? Pues, al igual que todos los envases (salvo aquellos fabricados en vidrio, papel o plásticos densos), las latas de refresco se tienen que tirar al contenedor amarillo para que sean correctamente recicladas.

Mucha gente piensa que no pasa nada por tirar una lata de refresco a la basura dado que en el vertedero unos potentes electroimanes se encargan de recoger los objetos metálicos para su aprovechamiento. Eso sirve para las latas de hojalata (acero), pero no para las de aluminio ya que este metal no es atraído por los imanes. Y, precisamente, el aluminio es el metal que va a predominar en la fabricación de latas de refrescos al ser más barato que el acero, tener precios más transparentes y ser menos contaminante.

Al reciclar una lata de refresco se puede aprovechar, prácticamente, el 100% del material, ahorrando más del 90% de la energía que se necesitaría para fabricarla desde cero y reduciendo la contaminación que produce en otro 90%. Además, se evita un residuo que tarda más de 500 años en degradarse. Así que siempre tira las latas al contenedor amarillo.

Los botes de Pringles

El tubo en el que vienen las famosas patatas fritas uniformes es uno de esos envases que tiene todas las papeletas para acabar en el contenedor que no es. Por fuera es de cartón, por dentro tiene un color metálico que parece pintura, la base es de metal duro y la tapa es de plástico. Un lío.

Si nos paramos a pensarlo, lo lógico sería que llevara algún plástico que protegiera las patatas fritas de bacterias y hongos. Y, por supuesto, así es. Los botes de Pringles se fabrican con un material compuesto que presenta capas de cartón, plástico y metal (además de la tapa y la base). Son bastante parecidos a los tetra-bricks de líquidos y se reciclan en el mismo lugar: en el contenedor amarillo.

Es muy importante no echarlo al de papel pues el metal, el plástico y la grasa (de las patatas) que lleva, estropearían todo el proceso del reciclaje al mezclarse con el resto del papel.

Mecheros

A la hora de tirar un mechero pueden surgir varias dudas incluso en aquellas personas que tengan claro que el Contenedor Amarillo está reservado a envases y no a plásticos. Después de todo, los mecheros contienen líquido. Sin embargo, el concepto de “envase” se suele referir a los usados por la industria alimentaria y paquetería, no a cualquier cosa que lleve algo dentro. Es decir, que aunque contengan algo, los mecheros no se deben tirar al Contenedor Amarillo.

El lugar adecuado sería tirarlos a la basura normal, pero también hay que tener en cuenta que el líquido que contienen es en realidad gas butano. Es muy inflamable y pueden llegar a explotar si se los somete a presiones (como en los camiones de recogida) o temperaturas elevadas (en los incinaradures de basura), lo que los convierte en un deshecho con cierto peligro. Así que mi recomendación es llevarlos al punto limpio y depositarlos en el contenedor adecuado o vaciarlos por completo antes de echarlos al cubo de la basura.

Poliestireno expandido o corcho blanco

A pesar de que su rebuscado nombre oficial no nos suene mucho (en España es más conocido como “corcho blanco”, “corchopán” o “poliespán”), el poliestireno expandido se encuentra muy presente en nuestra vida diaria pues se utiliza para fabricar elementos desechables como las bandejas blancas en las que nos venden la comida en los supermercados, vasos o piezas de embalaje con las que proteger las mercancía delicada (como los electrodomésticos). Además, también tiene uso como aislante en la construcción e, incluso, sirve para fabricar tablas de surf, ninots, maniquíes o maquetas.

En cualquier caso, con independencia del uso o de la forma que se le dé, los restos de poliestireno deben depositarse en el contenedor amarillo para que pueda ser reciclado. Es importante no tirarlo a la basura pues en algunos vertederos se usan incineradores y los vapores que desprende al quemarse son tóxicos.

Tetra Brik

A pesar de su aspecto exterior, los tetra briks no están formados sólo por cartón (algo lógico si se tiene en cuenta que se usan para contener líquidos). La celosa supone un 75% del envase, pero además contiene unas capas de plástico (un 20% del peso) y una lámina de aluminio (supone en torno al 5% del total). Esta particular composición impide que pueda ser depositado en el contenedor azul destinado al papel, sino que tienen que tirarse al amarillo, con el resto de envases alimentarios.

En el proceso de reciclaje el cartón y el aluminio se separan por completo para ser reutilizados por sus respectivas industrias, mientras que el plástico polietileno se gasifica para servir de combustible para las máquinas que llevan a cabo el proceso.