A pesar de que su rebuscado nombre oficial no nos suene mucho (en España es más conocido como “corcho blanco”, “corchopán” o “poliespán”), el poliestireno expandido se encuentra muy presente en nuestra vida diaria pues se utiliza para fabricar elementos desechables como las bandejas blancas en las que nos venden la comida en los supermercados, vasos o piezas de embalaje con las que proteger las mercancía delicada (como los electrodomésticos). Además, también tiene uso como aislante en la construcción e, incluso, sirve para fabricar tablas de surf, ninots, maniquíes o maquetas.
En cualquier caso, con independencia del uso o de la forma que se le dé, los restos de poliestireno deben depositarse en el contenedor amarillo para que pueda ser reciclado. Es importante no tirarlo a la basura pues en algunos vertederos se usan incineradores y los vapores que desprende al quemarse son tóxicos.
