miércoles, 3 de junio de 2015

Los botes de Pringles

El tubo en el que vienen las famosas patatas fritas uniformes es uno de esos envases que tiene todas las papeletas para acabar en el contenedor que no es. Por fuera es de cartón, por dentro tiene un color metálico que parece pintura, la base es de metal duro y la tapa es de plástico. Un lío.

Si nos paramos a pensarlo, lo lógico sería que llevara algún plástico que protegiera las patatas fritas de bacterias y hongos. Y, por supuesto, así es. Los botes de Pringles se fabrican con un material compuesto que presenta capas de cartón, plástico y metal (además de la tapa y la base). Son bastante parecidos a los tetra-bricks de líquidos y se reciclan en el mismo lugar: en el contenedor amarillo.

Es muy importante no echarlo al de papel pues el metal, el plástico y la grasa (de las patatas) que lleva, estropearían todo el proceso del reciclaje al mezclarse con el resto del papel.